En
la vida, hay momentos eróticos, aquellos que me hacen experimentar sensaciones
de placer: un beso, una caricia, el roce de la mano de alguien que me gusta,
hacer el amor, el encuentro furtivo con aquel ser que coincidió conmigo para
crear un momento de gozo y millones de posibilidades que desencadenan la
respuesta sexual humana.
“El erotismo, es un término que se
utiliza para denotar la búsqueda de la excitación sexual; pero también es una
manera de vivir la vida, con todos los sentidos, permitiendo y construyendo el
placer, el bienestar y la salud. (…) El erotismo transcurre en el escenario de
la representación simbólica de una cultura, y despliega sus poderes en dos
planos: en el espacio de lo privado y en el de lo público. Depende de factores
económicos, sociales, políticos, culturales y psicológicos de cada época, en
cada país, grupo, familia y persona.” (Aldana, 2008)
Cuando
vivenciamos erotismo, nos referimos siempre a un encuentro, esa otredad que permite
que los elementos de la experiencia se organicen para que antes de que lo
registre en el pensamiento y lo pueda nombrar con palabras, esté inmersa en la
experiencia erótica frente a la particularidad de estar en este espacio y
tiempo contigo…
Tú,
representas aquello que he aprendido a lo largo de mi historia, aprendizaje
significativo escolar, extraescolar, de familia, cultura, oficina, trabajo u
ocio que me ha hecho descubrir lo que me gusta, instantes de novedad, que
conjugan todas esas historias de interminables momentos de placer y se enriquecen
con lo que nos ocurre: tú y yo
sintiendo, mi ser respondiendo a los estímulos de lo que mis sentidos me van
reportando.
Jean
Marie Delacroix, nombra como “…una de las características destacadas de la
terapia gestáltica, la de no centrar la cuestión del hombre en el plano del
individuo sino en el campo y la interacción, salir desde una visión
psicocentrista e individualista hacia una visión interactiva” (Delacroix,
2008, pág. 68)
Cuando
usamos está visión, para hablar de encuentros sexuales, la mirada es amplia,
nos invita a no perder de vista, que la experiencia está conformada por los
elementos del campo, que incluyen a las personas participantes en el encuentro,
más todos los factores espaciales y temporales que componen ese momento, en
otras palabras, no es lo mismo la experiencia de estar de luna de miel con mi
pareja en la habitación de un hotel, a la del elevador de mi trabajo con mi
amante, mientras nos damos caricias apresuradas antes de llegar al piso 15.
Cada
encuentro tiene diferentes significados, y cada experiencia sólo puede ser sentida
y nombrada desde la vivencia de la persona.
Para
estudiar el proceso del coito, (hacer el amor, tener sexo, un rapidín) o
cualquier acto que incluye el proceso de la respuesta sexual humana, los
médicos, terapeutas y sexólogos nos apoyamos, mirando y evaluando
…
una serie de procesos fisiológicos que ocurren en el individuo y tienen como
objetivo principal responder a ciertos estímulos específicos con la
potencialidad de desencadenar un orgasmo. A los estímulos que provocan esta
respuesta se les llama estímulos sexuales. La respuesta sexual es regulada por
la interacción de procesos biológicos, psicológicos y sociales. (Rubio
Aurioles & Revuelta Zúñiga, 2007, pág. 475)
Un
encuentro:
“W” y “X”, llevan saliendo 1 mes, el día de
hoy se encuentran para cenar en un lugar elegante, con luz tenue, música suave
y velas.
El
encuentro desde la mirada de “W”
“W” observa a “X” con atención, le gusta lo
que mira y se siente en completa
atracción, sus movimientos van sintonizándose con “X” y en un momento de la
noche, justo cuando se encuentran rozándose la pierna por debajo de la mesa y
con las manos casi tocándose, “W” piensa: “Sí, hoy tengo ganas de ir al hotel y
tener un encuentro de mucha pasión”, comienza a imaginar el cuerpo de “X” sin
ropa, su excitación va subiendo tanto, que le cuesta continuar la cena,
finalmente “W” y “X” deciden ir al hotel, en un momento se desvisten, las
caricias son intensas “W” está en éxtasis total disfrutando de ese momento
placentero, va gozando cada instante de descubrir el cuerpo de “X”. Después de gloriosos minutos, llega al
momento del orgasmo y un gemido de satisfacción inunda el espacio por unos
segundos, “W” se separa de “X” y se permite descansar sobre la cama con una
enorme sonrisa en el rostro.
La
versión de “X”
“X”
mira a “W”, le recuerda un poco a su ex, sin embargo hay algo que le atrae
mucho de “W” de forma muy particular, cuando están compartiendo un momento “X”
siente tranquilidad, confianza, esa sensación que le permite cerrar los ojos y
dejarse llevar, en un instante se encuentra haciendo consciencia de esa
sensación cuando nota que tiene su pierna junto a la de “W” y no le dan ganas
de quitarla, se reafirma que le gusta esta sensación y que confía, cuando “W”
hace la propuesta de ir al hotel, “X” lo medita un instante y accede, nota como
en ese momento soltar el control está siendo muy excitante y que mirarse en la
mirada de “W” le hace sentirse en una combinación de calma y excitación. En el hotel,
lo que más disfruta es soltarse y dejar que sea “W” quien lleva la rienda de la
situación, todo va siendo muy placentero y cuando “W” tiene ese gran orgasmo,
“X” se siente en plenitud y satisfacción, nota como se separa de “W” para
entrar en un sueño profundo que le permite descansar con los músculos del
cuerpo en completa relajación.
En
conclusión, desde la mirada de la terapia Gestalt, observamos no sólo el
proceso fisiológico del individuo, sino la co-creación de la experiencia de los
participantes, el espacio y el tiempo, por lo que, el encuentro erótico se
convierte en un evento placentero y satisfactorio en la medida que ayuda a llenar
una necesidad que surge en un momento y contexto específico.
Referencias:
- Aldana,
A. (2008). Psicología y sociología del erotismo. En I. A. Montis, Sexualidad
Humana (pág. 31). México, Distrito Federal: Manual Moderno.
- Delacroix,
J.-M. (2008). Encuentro con la Psicoterapia. Una visión antropológica de la
relación y el sentido de la enfermedad en la paradoja de la vida. Santiago de
Chile: Cuatro Vientos.
- Rubio
Aurioles, E., & Revuelta Zúñiga, S. A. (2007). Fisiología del Erotismo
Humano. En C. N. Población, Antología de la Sexualidad Humana (pág. 475).
México: Miguel Ángel Porrúa.
[1]
Mtra. Nila Ramírez Quintero. Lic. en Psicología, Sexóloga, Maestra en Gestalt
por el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, Docente y Psicoterapeuta
Gestalt.
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