Mtra. Ana María Vieyra Ávila[1]
Si bien es
cierto que en la actualidad hay cambios fuertes en la sociedad y que cada vez
tenemos una mayor amplitud de consciencia hacia los demás, pienso que todavía
nos falta mucho por conocer y sensibilizarnos como personas, para ello
necesitamos mayor preparación e información, el mirarnos unos a otros y saber
cómo es nuestro actuar y forma de estar hoy en el mundo.
Cuando me
pregunto qué significa ser mujer para mí, experimento una contradicción, por un
lado veo una imagen idealizada de lo que debería ser y por otro observo y
siento cómo es en mi día a día el estar y vivir siendo mujer. Me doy cuenta que
existe una diferencia entre mis expectativas y algunas cosas que vivo en la cotidianeidad
de mi mundo.
Ser mujer es
tener la libertad de expresar mis opiniones en voz alta, de decir siempre lo
que pienso y en ello poner mis sentimientos, aunque algunas veces estos sean
mal interpretados por su emotividad y el poder hacerlo aun cuando haya voces
que me quieren callar.
Es poderme
mover en todos lados a paso lento o paso acelerado, dependiendo de mi propia
decisión, sabiendo que son muchas las ocupaciones que debo desempeñar en un
solo día, por ello poner mi empeño y voluntad en cumplir de la mejor manera con
ellas cada día.
Es maximizar
mi energía para correr de un lado a otro, para cumplir con el compromiso de ser
y estar diariamente para los seres que amo, mi familia, mis alumnos en la
escuela, el trabajo en la universidad, la labor de ama de casa, esposa y mamá,
buscar tiempo para prepararme y hacer las cosas que me gustan.
Es ponerme
distintos trajes cada día, para desempeñar mis roles actuales, cambiar
continuamente el traje de mamá educadora a profesora, me toca educar, cuidar,
nutrir a mi hijo, enseñarle la importancia del amor, la familia, de las
personas, del respeto; y si bien esta labor es compartida, la mayoría de las
veces cuando se trata de apoyar en las tareas escolares, asistir a firmas de
boletas, correr a la escuela cuando se enferma, seré yo quien tenga que
resolver, asistir y estar. Sin desatender mi trabajo en la universidad, otro de
mis trajes, el de profesora.
Es tener
energía para desempañar mi papel de ama de casa, cocinar, lavar trastes,
limpiar, cuidar a mis seres amados y procurarlos, labor que es compartida, con
la diferencia que yo puedo expresarlo y me siento comprendida en ello, y mi
pareja muchas veces se lo guarda para sí mismo, me imagino que no lo entienden
mucho o no quieren saber sus compañeros o amigos lo que guisó hoy, o que lavó
trastes, quizá él tampoco quiera decirlo.
Pienso en la
ventaja de ser mujer, creo que nosotras llevamos más camino recorrido que hemos
gritado más fuerte, para tratar de ser reconocidas, vistas. Y sí, quizá se me
juzgue de emotiva, o escuche comentarios como “seguramente está en su periodo”,
pero eso no me impide decir lo que siento, llorar si quiero llorar y reír si
así lo deseo, caminar a paso fuerte, ser constante, moverme, gritar o suavizar
la voz en mi relación con los demás, si así lo deseo, pero sobre todo “hacer
hincapié en que estoy”.
Digo esto,
porque hoy en día se habla mucho de temas como la igualdad de género y la
equidad, un derecho y una obligación que existe desde 1917 en el art. 4 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y que traducido
significa, que todos independientemente de ser mujer u hombre, tenemos los
mismos derechos y obligaciones según la ley, por el hecho de ser humanos
tenemos las mismas oportunidades, podemos desarrollarnos en el área que
deseemos y aplica también en la sociedad.
Esto es
hermoso y justo, pero en mi realidad muchas veces no se ve reflejado, lo cual
es una desventaja para todos pues nos obliga a hacer ajustes en nuestra forma
de ser, de expresarnos, de vivirnos, y coarta nuestra libertad.
Sí, nuestra
sociedad va cambiando poco a poco, hay cambios vertiginosos como el uso de las
nuevas tecnologías, la cantidad de información a la que tenemos acceso, (más de
la que podemos analizar y asimilar), pero hay temas como este de la igualdad en
que nos falta conocer mucho y madurar, me parece más un tema de moda que se usa
como discurso político, que en algo serio sobre lo que debemos reflexionar.
Digo esto,
porque a veces cuando pienso, cómo es para mí ser mujer, veo cosas hermosas y
positivas, y me pregunto si es diferente a ser hombre (no lo sé).
Dudo si tengo
una imagen real, porque si bien es cierto que pareciera que puedo gozar de
muchas cosas como mujer, (usar distintas ropas, desde pantalón hasta falda, de
expresarme incluso en mis momentos de tristeza o alegría extrema, de que me
cedan el asiento a veces, o que me den el paso), también es cierto que a veces
siento tener que poner el doble de esfuerzo para poder ser vista y creo que
todos tenemos el mismo problema cuando no son reconocidos todos los roles que
desempeñamos.
Hoy en día es
mucho mayor el número de mujeres que trabajamos en comparación a hace diez
años. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 43.8% de
mujeres participan en la economía nacional.
Trabajo en la
Facultad de Ingeniería y considero que la figura de docente que tengo frente al
alumno tiene un impacto en su proceso de enseñanza aprendizaje, y en la
relación que se establecerá con la asignatura de estudio, con la institución a
la que pertenecemos y con la imagen que se va formando como futuro
profesionista.
Pero qué pasa
cuando no estamos sensibilizados a estos temas de igualdad y equidad social,
cuando no nos sentirnos cómodos para abrirnos, expresarnos, cuando no nos damos
una oportunidad para revisar personalmente las ideas preconcebidas que tenemos
respecto al tema y de las cuales quizá no llegamos a darnos cuenta, pero que de
alguna manera influyen en nuestra forma de actuar y de relacionarnos.
Pienso esto
porque estoy en una Facultad, donde la mayoría de la población es masculina, y
considero que todavía existen muchas ideas que tiene un gran peso en la forma
en que actuamos y nos relacionamos entre nosotros como profesores y con los
estudiantes.
Así en mi
estar en la Facultad, veo reflejada muchas veces la incongruencia. Cuando
frente a una duda en clase los estudiantes le piden a alguna compañera que sea
ella quien pregunte, cuando en trabajos pesados en las prácticas escolares se
les solicita a las alumnas hacer un trabajo diferente. Como docente las veces
que se me solicita un favor, antecediendo la palabra “bonita me ayudas a…”, no
he visto que se refieran a ningún profesor como “guapo, me ayudas a…”
Me he sentido
invisibilizada por algún jefe o compañero cuando estando en grupo, se dirige a
algún colega varón y a mí me regala una sonrisa, mis compañeras dicen sentirse
demeritadas por algunos profesores ambos siendo ingenieros, o cuando se dirigen
a una de señorita (como si ésta fuera una prestación que da la UNAM), en vez de
profesora.
En estas
actitudes me pregunto si realmente somos iguales, porque si yo siento que
existe desigualdad, seguramente, se da en ambos sentidos.
A continuación podrás consultar un cuadro con los artículos de la Revista Figura Fondo que abordan el tema, así como las tesis de nuestros alumnos que podrás consultar en nuestra biblioteca.
Nombre Artículo
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Autor(a)
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Número Figura Fondo
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Género: sujetos emergentes y sujetos extremos. Una mirada desde la violencia en el noviazgo y el feminicidio
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Laura Fernández
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26
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Abandonar la "masculinidad" para hacerse hombre
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Sergio Sinay
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23
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La revelación del secreto. Una experiencia terapéutica humanista Gestalt en el tratamiento de mujeres adultas sobrevivientes de violencia sexual.
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Laura E. Martínez
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6
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La mujer en la menopausia y la Gestalt
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María Elena Ramírez
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8
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Menopausia y climaterio. Crisis y cambios en la mujeres de mediana edad. Una experiencia grupal
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Alejandra Padilla
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15
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La soledad y los introyectos de realización femenina
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Edith Unikel
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8
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TESIS
Nombre Tesis
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Autor(a)
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Año
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El verdugo en la doncella. Cuando las mujeres ejercen la discriminación de género contra sí mismas
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Roxana Linazasoro
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2012
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La educación de género y la sensualidad femenina asumidas abiertamente
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Laila Paris Shaadi
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2012
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8 Mujeres satisfaciendo/interrumpiendo sus necesidades eróticas: una visión de la psicoterapia gestalt a la respuesta sexual humana
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Nila Ramírez
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2012
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Espejito, espejito ¿cuánto peso he perdido? Modos de relación de las mujeres obesas
|
Janet Serur Sitton
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2012
|
¿Y yo sigo siendo el rey…? Aproximación a la experiencia de la masculinidad en los hombres desde las fronteras del yo y el impacto en su proceso emocional
|
Angélica García
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2016
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Contacto, crecimiento y desarrollo humano a través de la experiencia de encuentros entre clientes y trabajadoras sexuales: un estudio de caso
|
Maria Eugenia Heredia
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2013
|
La significación del cuerpo y la sexualidad en monjas: una mirada desde la Gestalt
|
Esteban Montejo
|
2014
|
youtube.com/videogamerwiki/videos_gameday-free-video-and-free
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