El amor
es esa constante batalla
en donde
la muerte
es la
más elocuente
y digna
forma de perder
José
Fernando Álvarez Zamudio
Qué
es más universal para todos los seres vivos sino la muerte. La muerte es en
verdad grande, pero no significa nada si no estamos vivos; es un epifenómeno envuelta
en un proceso natural y aunque suene muy sofisticado no es para antojarla sino
para celebrarla en su mes.
Así
en México y algunos países latinos, la muerte se recibe y se recibe bien, se le
espera para una increíble velada,
encaminada por un recorrido que desde las cultura prehispánicas en México se
hace con cempazuchitl, la flor que crece en el reino de los muertos todo el año
y de año en año a finales de octubre, la flor nos recuerda que es esta época en
que puede florecer en el mundo de los vivos.
Ya
preparado todo para recibir a los no vivos, en esta época los muertos son bien vivos y no se van con
cualquiera, ellos esperan para reunirse con sus seres queridos y los seres
queridos les preparan la mesa y la cena a sus difuntitos.
Después
de ser guiados a la mesa con colorido papel picado, disfrutan este mágica
representación llamada ofrenda de día de muertos, donde los fríos cuerpos inertes
normalmente envueltos en oscuridad se vuelven luz en la mesa representados por
una vela (una por cada muertito), son motivo de fiesta derritiéndose de calor
mientras se les recuerda. Aun cuando se le festeja a la penumbra de una iglesia
o frente a la tumba ese día no se guarda silencio.
No
importa si es en su casa o no, como sea es el día que se le festeja, entre el
champurrado y el tradicional pan de muertos, con dulces típicos, fotos del muertito,
por supuesto cuando estaba vivo, o la famosa calaverita de azúcar con su nombre
en la frente, se les permite saborear su comida favorita. Porque claro, el estómago
es el camino al corazón del mexicano y eso no es la excepción para los difuntos
paisanos que vienen directo del Mictlán (lugar de los muertos). Tan importante es la muerte para los
vivos que hasta la ofrenda del día de muertos fue declarada en el 2003
patrimonio de la humanidad. ¿Acaso este festejo será para los muertos patrimonio del inframundo?
Como
sea, a media noche o en algunos países latinos a medio día, se les recibe
con gran sabor culinario, posteriormente se convive, se come y hasta se bebe
con ellos. Cuando se les canta esta prohibido llorar aunque los borrachos les
lloran de alegría.
Desde los arreglos previos al festejo es
notorio que la muerte habría de ser cálida, si bien entre la independencia de
México y la revolución Mexicana fue
José Guadalupe Posada quien se adelantó a las fechas y le dio posada a una de
las imágenes más representativas de este día con la Catrina. Dulce y pálida
dama siempre colorida, sublime y sensual “Calavera Garbancera” que representa en el pueblo esa
belleza digna de despertar temores entre
el humor del festejo y la temible incertidumbre del qué pasará cuando nos
señale con sus huesudos dedos, o bien, cuando nos cobije con la cálida sombra
de su sombrero pseudo europeo, por qué eso sí, la huesuda tiende a renegar de
su propia cultura, pero con estilo, como aquellos que pretenden aparentar lo que
no son y sin embargo son.
¡Qué
tremendo lío es este festejo hasta para el pensamiento! después de todo no es
verdad que los mexicanos rían de la muerte, más bien es ella quien se ríe en su
día y nosotros con ella mientras estamos con vida. Por dentro claro que le tememos como todo ser vivo, son
pocos los que aceptan a la muerte y
es gracias a la expresión corporal que puedes medir el miedo que le tienes, basta
con preguntarte ¿qué pasaría si hoy te llevara?
Aún
en su día, hay mucho respeto; el temor se hace evidente cuando pensamos que a
todos y cada uno de los días corresponde el nombre de un santo a modo que
anteriormente muchas veces las personas eran llamadas de acuerdo al nombre del
santo del día de su nacimiento, pero tanto huye el recién nacido de la muerte,
que sería raro escuchar a los nacidos el
2 de noviembre con el nombre de
"difunto" ¿Quién se haría llamar Difunto? Si se gritara por la calle
“allí viene el Difunto” todos correrían o pensarían que no estaba muerto,
andaba de parranda.
Ninguno
de los que festejan desearían morir en la peor de las desgracias; nadie espera
morir mal, muchos desean morir plácidamente haciendo su actividad favorita
hasta la muerte. La ofrenda resulta entonces el lugar del morir con calidad,
donde se le da lugar al personaje fallecido festejando hasta morir.
Es la
muerte un proceso natural y biológico, que brinda la única posibilidad de terminar
nuestras vidas, debido a que sin muerte no habría vida. La dualidad vida-muerte
es una perspectiva prehispánica que reside en la estructura de todo ser humano
aunque se llame anglosajón ¡qué
diferente es la cultura occidental!
Allí
la muerte no es bien querida y
por eso se suma a este día la importancia de nuestra raíces Mexicas, de lo
contrario hablamos de la muerte que incómoda y rechazada del Halloween, cuyo
objetivo es disfrazarse y pasar desapercibido, camuflado entre los muertos y
espectros que desean cuerpos de personas vivas, en México por el contario,
algunos se disfrazan del galante catrín o la lasciva catrina que simbolizan la erótica
unión entre vivos y muertos.
Pero
¿Cómo la muerte, a pesar de su inminencia y espectacular belleza no es
para ahorita? Si nos preguntan seguro la elegimos para la próxima semana. Y así
se conserva la esperanza de escapar a la muerte un día más, una semana más,
incluso el moribundo pide tiempo para brindarle esperanza que es el peor mal
porque la muerte no espera.
Pensar
en la ofrenda lleva ese futuro hacia el presente, en mi experiencia trabajando
la ofrenda de día de muertos como recurso terapéutico, permite una idea de lo
que es necesario tener en cuenta y actualiza la mirada para dejar todo
arreglado una vez llegado el momento de la propia muerte. Permite pensar la
muerte como un suceso próximo sin importar la edad, incluso lleva a pensarnos
tan cercanos a la muerte cómo podría serlo por lógica en la vejez, como dijo el
filósofo Séneca en su ensayo sobre la brevedad de la vida "Antes de la
vejez, procuré vivir bien; en la vejez procuro un morir bien" pues ¿cuánto
tiempo invertimos realmente en vivir? La muerte no distingue edad, sexo credo
ni religión, no darle importancia es igual a ignorar nuestra propia existencia,
hablar de otros temas menos incómodos no harán de nuestra muerte un momento más
cómodo. La construcción de la ofrenda lleva a este tipo de conciencia reflexiva
sobre la recepción de la muerte, prepara para la muerte, incluso entre los
familiares próximos a esta y explora cuestionamientos como los siguientes: ¿cómo
elijo que culmine esta despedida?
¿Qué tan preparado estoy para recibir a la muerte este día? ¡Hoy día! ¿Puedo a
esta edad pensar y preparar mi bien morir? ¿De verdad me he ganado la
muerte que yo desearía? ¿Qué tanto me ayudan a bien morir las actividades que
realizo para el dueño de mi empleo? ¿Estoy preparado (a)? Y sobre todo ¿qué
estoy haciendo para recibir a la muerte? ¿Qué tantos asuntos inconclusos estoy
resolviendo? ¿Si hoy me voy con la pálida Dama estoy satisfecho? Y sobre todo
para los psicoterapeutas ¿Cómo concluiré mi más grande y última Gestalt?
En el IHPG contamos con una serie de materiales relacionados con los temas de la muerte y el duelo:
En la revista Figura fondo puedes encontrar los artículos:
- El niño ante el impacto de la muerte de un ser querido-Guadalupe Hernández
Figura Fondo 5
- La culpa en el proceso de Duelo- Ma. Isabel Chávez
Figura Fondo 11
- El duelo desde la perspectiva Gestalt- Adriana Custodio
Figura Fondo 13
- Cuando el terapeuta está en duelo-Hilda Gutiérrez
Figura Fondo 27
- Entre el instinto de muerte y la educación para la paz-Frank Staemler
Figura Fondo 29
- Espérame en el cielo-Carmen Vázquez
Figura Fondo 30
- Cuando el destino nos alcance. Una lectura gestáltica sobre el miedo a la muerte y la incertidumbre en la sociedad actual-Carmen Vázquez
Figura Fondo 35
Y en la biblioteca podrás consultar las siguientes tesis de nuestros egresados:
- Dificultades ante el duelo de la muerte de un familiar cercano-Eduardo Pérez de los Santos
- Duelo, neurosis de la secuencia de contacto. El último intento para desprenderme de ti. Jorge Guerra
- Sensibilización educativa ante las pérdidas. Estrategias docentes para acompañar el proceso de duelo en el ambiente escolar. Margarita Gilardi
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Muy buen artículo, interesante y lleno de verdad, me parece un enfoque fresco a la perspectiva de otros artículos sobre el tema.
ResponderEliminarEste artículo me permitió conocer elementos que ignoraba sobre el Día de Muertos y apreciar mejor nuestra rica herencia cultural. Felicitaciones al autor.
EliminarMe gusta mucho la perspectiva de la muerte en este articulo y como lo plasma muy bello en verdad
ResponderEliminarMe gusta mucho la perspectiva de la muerte en este articulo y como lo plasma muy bello en verdad
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs cierto que el nacer, inevitablemente lleva a la muerte, esa que creemos quizá nos alcance al haber vivido lo esperado y lo inesperado, pero más bien la muerte es inesperada.
ResponderEliminarAgradezco el estilo en el que expones cada detalle en tu trabajo, permitiendo al lector rememorar las emociones al recordar a nuestros seres queridos ya fallecidos, definitivamente las ofrendas son más para los vivos que para los muertos, para recordarlos felices, riendo, a nuestro lado, gracias a esta, nuestra cultura con cada uno de sus fascinantes elementos que se vuelven metáforas.
Me pareció increíble cómo una ofrenda puede ser una terapia, un trabajo profundo para cualquier edad, ya que quizá vivamos 60 u 80 años pero morir es para siempre, el que se va termina y el que se queda lo duele naturalmente; pero ¿qué pasa cuando tú te vas? Dejando de lado lo que se queda, ¿que si nos llevamos esos últimos instantes?
Gracias por la reflexión Fernando y felicidades por tan exquisito trabajo.
Qué rica lectura. Y es que al reflexionar sobre nuestras tradiciones y rituales tocamos profundidades. ¡Qué maravilla incluir algo tan nuestro como recursos terapéuticos!
ResponderEliminarGracias al autor por el sabor y sentido dado.
Muy buena forma de hablar de la muerte, me ha gustado saber más sobre el día de muertos y que significan algunas cosas.
ResponderEliminarHablar de la muerte es un tema bastante bueno porque realmente nadie sabe que es lo que le espera y a dónde irá a parar después de su muerte; pero creo que todos sabemos que pasa...
De verdad una lectura facinante el cual te enchina la piel pidiendo a gritos un pan con su leche.
Gracias al autor por recordarnos a los mortales la escencia de la cultura sobre la muerte! Para animarnos a vivir lo mejor para estar listos para morir algún día y ese día se festeje como los mexicanos sabemos mejor. Hay que vivir como si fuera el primer día de nuestras vidas. Felicidades!
ResponderEliminarAtte: stella aguirre
EliminarGracias por compartir tu reflexión Stella.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuito interessante esse texto, parabenizo o autor que escreveu. Concordo com os argumentos e eu quero apenas comentar o que percebo no Brasil atualmente, mais especificamente na região nordeste onde vivo. Aqui as pessoas tem uma dificuldade de lidar com a morte e sua eminência. A morte em geral está associada à velhice, quando jovens morrem causam comoção nas pessoas e em alguns casos até revolta. A prática no dia dos mortos é ir depositar flores no túmulo dos familiares no cemitério, ação comum aos cristãos católicos. A reflexão sobre a brevidade da vida está presente mais em situações trágicas do que especificamente no dia dos mortos. Esse texto nos remete ao fato de que viver é morrer um pouco a cada dia a medida que renascemos para um novo universo de possibilidades, desse modo a morte não deveria ser algo contra o qual deveríamos lutar, mas um processo natural que é parte da vida. Una vez más felicitaciones por el texto.
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